26 jul 2008

vicio

A veces sus ojos me atraen como agujeros en una pared: ¿cómo negarse a mirar? Y al hacerlo, a veces sus ojos se vacían en lamentos.

A veces sus labios me recorren y, enmudecidos, me callan.

Otras veces, al salir debatido de sus ojos y sus labios, la veo sonriendo. Casi siempre sonríe con cierta perversidad… A veces sé con implacable certidumbre que ella no se vacía en lamentos ni enmudece; soy solo yo quien se vacía y calla.

A veces siento que debería alejarme. Pero es imposible negarse a seguir mirando.

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